Era en el campo verde donde trabajaban los hermanos, allí se dieron cuenta que no estaban solos. Una bandada de palomas los sorprendió en plena cosecha. Volando a gran velocidad, las palomas creyeron asustar a los chicos y en ese preciso instante, en pleno vuelo, cruzaron sus miradas. Los niños se sintieron culpables ante aquella estampida de plumas, pero esos ojos rojos les enseñaron por primara vez que ellos también podían ser libres...